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viernes, 17 de septiembre de 2010

Capitulo 7: Definitivamente

-son las diez Manabu, si piensas quedarte será mejor que le avises a Yuu- Jin era una persona admirable, aun cuando llegue a su casa sin avisar, casi a punto de llorar, respirando entrecortadamente y sintiéndome miserable, no hiso preguntas incomodas, él sabía que no quería hablar de ello, así que me dio espacio, me permitió recostarme en su cama por el resto de la tarde mientras él hacia sus deberes con una ligera música de fondo, el sol ya se había ocultado hace algunas horas

 – Volveré a casa, no dejaré que Yuu cene solo - me aderecé sintiéndome cansado, no había una razón mas allá de mi hermano que me llevara a esa casa en estos momentos, Jin me miró a los ojos, sabía que eso era una pregunta silenciosa – Mientras lo esperaba…- se me encogía el corazón de solo recordarlo 

– un chico llegó, no era un chico cualquiera, era alguien que lucia genial, me pregunto por los chicos del club de tenis, le dije que no tardarían en salir – el brillo esmeralda de esos ojos me golpeo como un látigo al rememorarlo – en ese momento Kazuki salió del instituto – lo que yo sentía era como respirar acido - corrió a sus brazos- que ganas de desaparecer - y se besaron…- Jin se llevo las manos a la cabeza

 – ¡ESE MALDITO! No ha pasado ni una semana de que se hicieron novios y empieza con sus infidelidades – entonces algo golpeo mi conciencia – Pero me va a oír! Tu no eres el juguete de nadie- Él jamás dijo algo como “seamos novios” - Jin, yo no soy su novio- la expresión de Jin cambio por una desconcertada – me voy a casa – mi amigo me detuvo – te llevo – Jin le pidió el auto a su mamá, todo el camino fuimos en silencio, entre mas cerca estaba de casa mas mal me sentía, cuando quebramos en la esquina recordé el abrazo que Kazuki me dio esta mañana – No pienses mucho en ello- me ordeno el enano en un tono serio –Gracias Jin-chan-



Entré a casa sin sentirme muy animado, cuando cerré la puerta a mis espaldas Yuu me abrazo fuertemente - que gusto que estés de regreso - necesitaba su proximidad – lamento haberte preocupado – él me revolvió el cabello – Jin dijo que estabas en su casa, así que espere pacientemente 

– Yuu podía predecir cuando las cosas iban mal, siempre sabia el momento exacto en el cual necesitaba ser reconfortado – ¿puedo dormir en tu habitación? – él me miro extrañado, pero después me regalo una sonrisa preciosa – por supuesto – esa noche como me lo pidió Jin intente olvidarme un poco de lo que sucedió hasta que logre quedarme dormido.



-¡MANABUUUU!- el grito me hiso dar un salto en la cama - ¡¿qué?!- grite espantado – ¡FALTAN DIEZ MINUTOS PARA LAS OCHO!- Grito Yuu para mis oídos, aun confundido me pare rápidamente, corrí a la ducha, avente mi ropa por los aires - Me iré al estudio, te veo por la tarde- Yuu tenia una junta importante –¡Suerte!- grite, entré a la regadera, me talle el cabello y el cuerpo lo mas rápido posible, salí, me envolví una toalla en las caderas fui corriendo a mi habitación, revoloteé en la cajonera buscando mi uniforme y unos boxers limpios – Manabu-chan…- me giré asustado, en mi cama estaba acostado Kazuki, quien parecía acababa de despertarse - ¿dónde dormiste anoche? Estuve esperándote - todo el acontecimiento de la tarde anterior desfilo ante mis ojos cuando su figura se puso de pie ante mi, él actuaba como si nada, seguro no me había visto ¿ yo había corrido tan rápidamente? 

– ¿Manabu?- me sentía indignado, tonto, tan absurdo – son las ocho…- intente cambiar el tema, evite su mirada, no quería verlo, no ahora que no entendía un carajo - sal de la habitación… – Kazuki se aproximo hacia mi, yo di dos pasos hacia atrás pero la cajonera no me permitió alejarme mas, su mano estaba acercándose a mi mentón – ¡NO ME TOQUES! – Kazuki se quedo estático por unos segundos –Sal de mi habitación- se dio media vuelta, tomó sus botines y salió por la ventana.



++Narra Kazuki++


Me desaparecí de la casa Shiroyama como el genio de la lámpara, jamás me había sentido tan herido en mi vida, no solo le espere toda la maldita noche hasta que se me cerraron los ojos, sino que eventualmente el niño ese se aparece en con la toalla en la cintura, mostrándome esa belleza de cuerpo al que no puedo tocar por que por alguna razón esta enojado conmigo.



Cruce el jardín como alma que lleva el diablo, entré a mi casa por la puerta trasera y para mi sorpresa mi mejor amigo estaba sentado en las escaleras bebiendo una humeante taza de café, yo estaba tan confundido que su sonrisita maliciosa me pareció molesta - ¿y bien?- la noche anterior le había contado que estaba saliendo con alguien, si, ese chico precioso, tímido, y que parecía jamás besado, esa persona sin pretensiones, alguien que puro, tan diferente a mi 

– Me mando al diablo - Byou soltó una carcajada épica mientras yo pensaba en las mil y una formas de matarlo – siempre hay una primera vez - a decir verdad, si, esta era la primera vez que alguien me ponía un limite, siempre tuve lo que quise, cuando quise y de quien quise, pero él, una vez mas, me había mostrado lo diferente que era a las demás personas – Buenos días chicos, ¿ que hacen levantados tan temprano? – la voz de Matsumoto Takanori se hiso presente, el rubio bajo por las escaleras – Buenos días Taka- a pesar de que eran hermanastros, la relación entre esos dos siempre había sido de lo mejor, Takanori tenía gran cariño por su hermano menor y Byou siempre mostraba respeto a él

 – ¿Sucedió algo Zukki-kun? – al parecer no podía borrar la palabra “RECHAZADO” de mi frente, pues Takanori la había leído como si fuera una marquesina fluorescente, Iba a contestarle pero Byou se adelanto – alguien lo rechazó ¿puedes creerlo Taka? – Yo rodé los ojos y pasé por entre ellos para llegar a mi habitación, estaba acostumbrado a ser “molestado” por Byou y sus comentarios pesados, pero esta vez me sentía de lo peor – ¿No piensas ir al instituto? – La voz de Uru-nii me hiso detenerme, él venia bajando ¿estaba de verdad tan distraído? – El instituto apesta – me pase de largo.



Entre al cuarto, Byou lo tenía hecho un asco, todas mis revistas estaban desparramadas por el suelo, su maleta estaba vomitando ropa revuelta, mi pc estaba prendida y los cd’s amontonados en mi escritorio, ese Masahito Kojima era un huracán con patas, ignoré todo el desastre para asomarme por la ventana, hacia SU ventana, las cortinas estaban cerradas, al parecer esto no se le iba a pasar pronto, la puerta se abrió, era Byou – así que “Julieta” le aventó a “Romeo” una maseta en la cabeza - no pude contestarle, este sentimiento era tan desconocido para mi – No te preocupes, el que te haya rechazado solo es una prueba de que no eres una divinidad, eres el “humano” que siempre deseaste ser, ¿no?

 – las palabras de Byou tenían razón, yo siempre me queje del trato absurdamente especial que me daban las otras personas por ser hermano de un gran compositor y guitarrista como Uruha, siempre tuve que ser amable y dar lo mejor de mi para pagarle a la vida por ser tan bendecido, pues no solo herede la belleza de nuestra madre, sino también el talento de nuestro padre, tenia que ser exactamente la clase de chico que debía ser admirado, estaba harto de ser tan falsamente ”perfecto” a los ojos de los demás, en mi vida jamás había recibido un “no” por respuesta y hoy ese chico me regalo lo que tanto había estado deseando, normalidad.



El resto del día trascurrió aburrido, largo, eterno a decir verdad – ¡HAAAAAAAA! Vas a sacarme de quicio, ¿tienes idea de lo raro que es que te quedes callado y quieto por casi seis horas?- dijo Byou mientras me aventaba un cojín enfurecido – Lo siento – mi amigo se levantó de la cama, vino hasta donde yo me encontraba sentado al borde de la ventana – ven, vamos a jugar, veras que se te olvida - me beso el cuello, me abrazo por la espalda, su perfume delicioso me tentaba, sus labios expertos hacían camino hasta llegar a mi lóbulo y morderlo en un derroche de sensualidad – No Byou, no creo que sea buena idea – Byou me soltó de inmediato - ¿qué?- su rostro estaba desencajado 

– ¡TU! Guitarrista de pacotilla, ¿te atreves a decir que no? – el logró hacerme sonreír – para que veas lo que se siente – el soltó una carcajada – Tonto, creo que tienes un problema – yo le mire confundido - ¿Problema? – el asintió y volvió a sentarse en la cama – llegaste a ese terrible punto sin retorno – por que parecía tan divertido con la situación – Te enamoraste – mi pulso se acelero al escuchar esas palabras – no… - dije inmediatamente – Ya no podrás jugar sin salir herido, justo ahora, ese chico te ha disparado aquí - señalo hacia el pecho, yo no podía admitirlo – él me gusta, eso es todo 

– Byou rodó los ojos – Te conozco de hace AÑOS Kazuki, jamás en tu vida te habías puesto así por alguien- toda mi vida había evitado tener compromisos con alguien, pero evidentemente lo que estaba pasándome con Manabu no era algo pasajero, el no era alguien a quien podía tomar a la ligera – Tienes dos opciones Zukki, o le pides disculpas por aquello que hiciste para hacerlo enfadar, o puedes quedarte conmigo para tener una ardiente noche de sexo sin complicaciones – el sexo con Byou siempre ha sido así, solo sexo, hace años, para ser exactos a los catorce, intentamos ser “novios” pero ninguno de los dos pudo ser fiel, nuestros corazones no se amaban de esa manera, él y yo nunca pudimos sentir algo mas allá de la amistad físicamente beneficiosa – Creo que…- el placer sin culpa era fácil, caricias sin precio, pero Manabu, el Manabu que se sonrojaba a mi contacto, el que me besaba los labios de piquito, el que era sencillo, fuera de todo ese glamur y parafernalia de mi mejor amigo, el que me seducía sin intentarlo, el que me tentaba sin notarlo – Hoy rechazaré tu cordial invitación, si no hablo con él, probablemente no podré dormir – mi amigo sonrió – suerte –



Me di una ducha, me vestí lo mas simple posible, no tenia humor para nada, después de la cena con nuestro invitados, yo salí de casa por la puerta trasera sin hacer ruido, me acerque a la barda de madera, podía escuchar el ruido del agua derramarse, me asomé un poco, vi la delgada figura de Manabu, sus precioso cabello liso ondeando al viento, su piel blanca que bien podía opacar a la luna, estaba regando las flores, su frágiles dedos sostenían la regadera con una delicadeza descomunal, no estaba usando las gafas, su pijama le quedaba algo floja, su normalidad, eso era lo que mas me gustaba de el, un movimiento en falso y el madero emitió un golpe, otro golpe se escuchó del lado contrario, Manabu había soltado la regadera, escuche el sonido del agua al chocar con la tierra 

–¡Manabu! – intenté correr hacia un lado el madero pero él se opuso impidiéndome el paso – ¡no vengas! – dolía, su negativa era como limón en la herida – Si no me explicas que esta sucediendo en este momento soy capas de tirar la barda – el guardó silencio pero no se movió – Si me dices que esta pasando dejaré de molestarte, solo dímelo por favor…- jamás suplique por respuestas – si no quieres volver a verme, desapareceré para siempre – jamás desee tanto estar con alguien – por favor –



++Narra Manabu++


Había pasado el día fatal, cuando llegué a la escuela eran las ocho treinta, evidentemente no me dejaron entrar, tuve que volver a casa, avente mi mochila por el pasillo, desde la entrada hasta la puerta del patio, subí a mi habitación y me puse unos shorts, una playera y los audífonos, no sin antes cerrar la ventana con seguro, definitivamente, alejarme de él para siempre era lo mas sensato.

 Después hice algunos quehaceres domésticos, como convertir en algo “decente” el cuarto de mi hermano, adelante diez ejercicios del libro de algebra y me leí unas setenta hojas de Hamlet, la tarde paso lenta y fastidiosa, su mirada confundida aun estaba en mi mente mezclándose con el recuerdo de aquel beso.



Cuando Yuu volvió del trabajo yo ya vestía la pijama, eran aproximadamente las diez y media, preparé algo sencillo de cenar, mi hermano parecía un zombie, últimamente el trabajo estaba siendo absorbente – Manabu-chan ¿podrías regar las lilas por mi? me muero de sueño 

– yo asentí, arrastré los pies hasta el patio, no quise ni levantar la mirada, no quería ser percibido por Kazuki, así que salí en completa obscuridad pero fue en vano, Kazuki se encontraba tras ese muro pidiéndome explicaciones – Te vi – no quería confesar lo celoso que me sentía, lo ofendido y lastimado que estaba por algo tan absurdo como eso – tu abrazaste a ese chico – Kazuki no decía nada, solo escuchaba 

– yo me quede a esperarte para volver juntos a casa, pero en la entrada…- el nudo en la garganta no me permitía continuar – Se que no soy tu n-no-novio, pero si crees que voy a ser uno de los muchos que te siguen, estas equivocado – las lagrimas comenzaron a brotar haciéndome sentir mas infantil que nunca – no voy a quedarme cruzado de brazos viendo como besas a otro tipo nuevamente – se veían tan bien juntos, era lo que dolía – será mejor que nos dejemos de bromas – sentencié

 – ¡¿Y QUIEN ESTA BROMEANDO?!- el grito de Kazuki me crispo los nervios – Por que yo no estoy haciéndolo, te lo dije claramente ¡tu me gustas! ¡te dije que me arriesgaría a que Shiroyama me arrancara los ojos por que quería estar contigo! yo… yo no estoy bromeando Manabu, Byou es mi mejor amigo, lo conozco desde la infancia, siempre nos hemos tratado de esa manera, yo… - ¿amigos? – jamás salí en serio con nadie antes de conocerte… Jamás me rechazaron – sus palabras tenían un aire de arrepentimiento – cuando me corriste de tu habitación, no supe como manejarlo, me marche por que no tenia la menor idea de cómo lidiar con eso - recordé su expresión, estaba tan confundido – no se cuando dejé de jugar para caer completamente enamorado de ti – me aferre al muro, lo que él decía me estaba descolocando, había decidido no volver a verlo ¿por que me decía esto? 

– Nunca le confesé mis sentimientos a alguien…, pero si tengo que hacerlo preferiría que no hubiera un muro entre los dos – mi alma temblaba en el interior de mi cuerpo como la llama de una vela cuando se opone al viento – Por favor, abre - motivado por un impulso indescriptible, arrastrado tontamente por mis sentimientos, lo dejé entrar, al mover el madero, al dejarle entrar estaba diciendo “quédate conmigo” 

– ¿Aun te duele? - dijo señalando mi labio – al diablo con eso – conteste y nos besamos lentamente, como nunca antes, mejor que en cualquier ridícula película romántica, me encantaba como me sostenía de la nuca, como convertía esto en algo tan intimo, el contacto con su piel, el aroma de su cabello recién lavado, el sabor de la menta en su boca, quería que me perteneciera. cuando respirar fue una necesidad fuimos terminando el beso hasta quedar solamente con los labios juntos respirando de nuestras exhalaciones – No se como hacer esto, aun asi… ¡Quiero que seas mi novio! Y no aceptare un “no” por respuesta – eso había sonado mas como una orden pero yo solo pude contestar – Definitivamente -